Os dejo con el enlace al programa de TVE "La Criba de la Tradición" donde se hace un repaso a los mecanismos de la tradición y su importancia en la vida del hombre. Un programa donde no falta la visión de los nuevos intérpretes de la misma (Vanesa Muela y Mayalde) y las opiniones justas y acertadas de Joaquín Diaz y Carlos Porro (Fundación Joaquín Diaz de Urueña), además de la participación de distintos ámbitos de estudio o trabajo (Museo Etnográfico de Zamora, Universidad de Valladolid, Julio Arribas, constructor de instrumentos tradicionales...). Un estupendo trabajo que pone en valor la callada labor de las personas que desde el conocimiento de la tradición trabajan para ella. A disfrutarlo.
martes, 29 de abril de 2014
LA CRIBA DE LA TRADICIÓN
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lunes, 28 de abril de 2014
PLANTAR EL MAYO EN LA COMARCA DE VALDEJALÓN (ZARAGOZA)
“Mayo suelen llamar en las aldeas un olmo desmochado con sola la
cima, que los mozos zagales suelen el primer día de mayo poner en la plaza o en
otra parte y por usarse en aquel día se llamó mayo”
Sebastián de
Covarrubias. 1611.
Tesoro de la lengua
castellana o española
La generalizada tradición del mayo se
mantiene en activo, con algunas discontinuidades, en varios pueblos de Valdejalón.
Consistía y consiste en un tronco de chopo que se pela manteniendo las ramas superiores,
como cuenta Covarrubias. Pero en Valdejalón, hasta donde alcanza la memoria de
la gente, correspondía a los quintos, por lo general a los entrantes, la labor plantar, poner o pingar el mayo. Es de suponer que pasó a ser tarea suya a la vez que se fue
consolidando el servicio militar obligatorio, a lo largo del s. XIX, y con él
las “fiestas de quintos” en el medio rural. Hoy en día, desaparecida la mili, se
ocupan de ello los mozos y mozas en teórica edad de quintar.
A finales de abril, buscan y buscaban en las
choperas algún ejemplar bien crecido, recto y grueso, pues antiguamente existía
cierta rivalidad sobre qué quintada del pueblo había plantado el mayo más alto
y fornido. Con consentimiento o no del sufrido dueño, el 30 de abril lo talaban.
Tras limpiar las ramas bajas, bien comidos y mejor bebidos, lo trasladaban al pueblo,
más o menos “accidentadamente”, en algunos casos al hombro, en otros con ayuda
de dos carros tirados por caballerías o empujados por los propios mozos.
Durante la noche lo plantaban en la plaza.
Previamente se pelaba la parte baja y se ataba a la copa una banderica o algo apetecible,
como un abadejo o un pollo, una bota de vino, naranjas… Una vez alzado el chopo,
algún mozo valiente se apoderaría de ello trepando hasta la copa. Toda una
demostración de valor y destreza, como lo era la propia tradición del mayo. Más
allá de la supuesta supervivencia de un “culto al árbol”, nos encontramos en
todo caso, como señala Honorio Velasco, con la acción de “dominar un árbol”. Una
exhibición de habilidad y fuerza de la quinta en su conjunto, en una primera
fase de ese rito de paso a la vida adulta que en su día constituyó el servicio
militar.
En la actualidad, el acto se ha trasladado
al fin de semana y se facilitan los trabajos con el concurso de mozos y adultos
auxiliados por sierras mecánicas y tractores. Lo que sí se ha perdido es la
tradición de la ronda: antiguamente, después de plantar el mayo, daban
serenatas, en particular a la puerta de las mozas, cantando jotas con
acompañamiento de rondalla. En Urrea, además, cantaban las mayas, unas estrofillas de estilo muy conocido en la lírica hispana
(Ya ha entradito mayo/ por esas laderas/
camino de flores/ casando doncellas…).
La tradición del
mayo, como las casi desaparecidas rondas y enramadas de los mozos a las mozas
adornando sus balcones o la fuente del lugar, forman parte del ciclo de
celebraciones de exaltación de la primavera, en palabras de Caro Baroja, “la
estación de amor”.
En las imágenes, los
quintos de Calatorao (en blanco y negro) transportando el mayo el 30 de abril de 1963 (archivo
fotográfico de la asociación cultural “Barbacana”) y las tareas de tala,
transporte, pelado y plantado (en portada) del mayo por los quintos y quintas de Rueda de
Jalón en el año 2008.
Carolina Ibor Monesma
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ciclo festivo anual
lunes, 7 de abril de 2014
LA ICONOLOGÍA EN EL BORDADO TOLEDANO
"A Calera me lleva un calerano
parece que me lleva Dios de la mano"
Está disponible on line la Tesis Doctoral de José Luis Sánchez Sánchez, (2014) Iconología simbólica en los bordados populares toledanos. En su resumen indica que "Esta tesis ha investigado la Iconología Simbólica en los bordados populares toledanos indagando sobre una serie de motivos que aparecen con frecuencia en las labores tradicionales de esta zona. Eligiendo los que se han considerado más relevantes dentro del campo de la simbología, permitiendo elaborar una serie de hipótesis que contribuyen a aportar luz sobre el auténtico valor de sus contenidos simbólicos, aparte de su belleza estética y su indiscutible aportación tanto plástica, como textil."
La tesis, aunque no es específicamente de técnicas, ni de indumentaria tradicional (pues ahonda en la simbología usada en los distintos bordados), sí que dedica un importante capítulo a los tipos de bordados y al ajuar ritual y ceremonial, entre el que se encuentra la indumentaria de bodas, indumentaria infantil y funeraria. Una obra interesante para el conocimiento del bordado de Toledo con unos importantes focos artesanos: Oropesa, Navalcan, Lagartera y Talavera que cuenta con una considerable base documental fotográfica con buenos ejemplos de bordados populares.
El la foto dechado de la Escuela de Navalcán. Siglo XIX. Lino-algodón. Motivos geométricos a la técnica de "tejidillo" o "colchado". En la foto inferior, novia de Navalcán.
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