En Villarluengo (Teruel) se ha
conservado hasta nuestros días este baile ceremonial del que encontramos otros
ejemplos, con idéntico o distinto nombre, en activo o en el recuerdo, en los
pueblos de su redolada y en todo el territorio español. Son bailes al son de
gaita (dulzaina) y tambor que protagonizaban y encabezaban los mayorales de la fiesta, cargos
relacionados con los presidenciales de la cofradía del santo al que estaba y
está dedicada. Parece evidente, por su nombre de reinao, la relación con las fiestas transgresoras del carnaval: en
varios pueblos de la zona se bailaba para San Antón y se recuerda que el
primero de los mayorales ostentaba el
título de rey.
No obstante, en otros
lugares como Villarluengo, se interpreta por San Juan y encabezan el baile los quintos (jóvenes en teórica edad de
quintar) con sus parejas, seguidos por otras parejas de mozos y mozas. Ellas van
vestidas con sayas y mantón, ellos con camisa blanca y pantalón y sombrero
negros. La tradición oral nada recuerda de cofradías, pero sí que antiguamente
se bailaba asimismo el día 25 de junio por los casados y en honor a San
Lamberto.
Estos bailes, que se
han ido configurando como piezas independientes, deducimos que proceden del
privilegio que gozaban los mayorales
de interpretar (o encabezar) la primera pieza de la sesión de baile en la
fiesta del santo. La melodía que la acompañaba ha sufrido su natural evolución
a lo largo de la historia de la fiesta, según las modas y repertorio del músico
contratado. No obstante, debido a su carácter ceremonial, tendieron a conservar
formas relativamente antiguas, dispuestas sucesivamente, a modo de suite, de la
más antigua a la más moderna.
En Villarluengo se
inicia el acto la tarde del día 24, o sábado más próximo, con un pasacalle de
los gaiteros y parejas participantes que finaliza en la plaza, antiguamente
junto al mayo plantado la víspera (hoy
en día el mayo se ubica frente al
trinquete). Una vez allí las parejas se disponen en fila para comenzar. La
primera pieza es El tiruriru, que
baila un par de veces cada pareja al son de un ritmo muy típico de la zona,
conocido como “ritmo de danza” en la vecina comarca de Els Ports. Le sigue La granadina, una jota en la que, pareja
a pareja, el mozo coloca su sombrero a la moza; al final de este baile ella se
lo devuelve. La jota, con la misma
melodía anterior, repertorio del gaitero Camilo Ronzano (n. 1913- †2002; acompañó
este reinao entre 1942 y 1978) y
bailada ahora por todos en rolde
(círculo), con cambio de pareja en cada copla. Concluye El reinao con un pasodoble cuya melodía asimismo formaba parte del
repertorio de Ronzano y asimismo ha quedado fijada como parte final del baile,
con la que se retiran los participantes a modo de mutis.
Carolina Ibor Monesma