Tanto en España como en Francia, algunas piezas de joyería tradicional sobrevivieron a la desaparición de la indumentaria popular que comenzó hacia 1850 en un proceso que duró hasta 1920 más o menos. Vemos como algunas joyas tradicionales francesas nos recuerdan en su diseño a las españolas, como por ejemplo los creoles de Saboya a las arracadas o incluso a las argollas Canarias. También nos sorprende que la costumbre de montar los dientes de leche en oro para hacer anillos o broches que aún perdura en nuestro país, exista también entre nuestros vecinos del otro lado del Pirineo. En algunas regiones estas piezas perduraron adaptándose a gustos y tamaños más actuales. Entramos pues en un mundo apasionante que va desde las filigranas y piedras preciosas hasta metales menos nobles que el oro o la plata pasando incluso por el vidrio, el hueso e incluso el cabello. Os dejamos con dos interesantes enlaces que hacen especial hincapié en la joyería tradicional francesa: l´Institut du Granat y Les Bijoux des français. Os gustará.
Amaya Medina