Mención especial merecen las redondillas teracampinas, bailes de rueda muy extendidos por las provincias de Palencia, Léon y Valladolid. Estos bailes, en origen pudieron ser bailes de ritmos irregulares que derivaron hacia ritmos ternarios. Aunque se pueden confundir, a priori, con la jota, tienen un marcado carácter musical que las hace inconfundibles allí donde se han conservado. Su desarrollo es como sigue: las parejas, los hombres por dentro y las mujeres por fuera van dando vueltas con el baile alrededor de los músicos que tradicionalmente se sitúan en el centro. En los descansos, el tambor se queda sólo redoblando y las parejas, cogidas solamente de un dedo, andan en rueda alrededor hasta que empieza de nuevo el baile. Esta forma característica de bailar es común a los grandes bailes de rueda de plaza castellanos y leoneses y se han mantenido buenos ejemplos en la provincia de Palencia: Frechilla conserva todavía su redondilla viva (en las fiestas de San Miguel de mayo), aunque también hubo redondillas en Villada y Grijota, (recogidas por L. Guzmán Ricis), Villalcón (ejecutadas con acordeón), Guaza (donde se ha usado tradicionalmente como pasacalles de autoridades por los danzantes) o Abastas (donde se recuerda la redondilla de Santiago). En la provincia de Valladolid, el Sr. Galindo, el dulzainero de Villada, tocaba asiduamente redondillas en Villacarralón y algunos pueblos límitrofes y en la provincia de León. Castrillo (1952) recoge un baile redondilla y un baile de rueda en su estudio de Psicología del Canto popular castellano: Palencia y sus regiones folklóricas.