El gegant del Pi,
ara balla, ara balla,
el gegant del Pi
ara balla pel camí.
El gegant de la ciutat
ara balla, ara balla,
el gegant de la ciutat,
ara balla pel terrat.
Así reza una de las canciones más populares del Ball de Gegants de Barcelona. La aparición de los gigantes en las procesiones de Corpus Christi ya están documentadas en el bestiario de la ciudad catalana desde el siglo XIV. Estas figuras y sus bailes se extendieron por toda España a partir de los siglos siguientes, especialmente a partir del siglo XVI. Son muchos los ejemplos de bailes de gigantes, ligados a la festividad del Corpus, que aparecen en Castilla y León, especialmente en las capitales de provincia, aunque también en pueblos con cierta importancia. A partir de la segunda mitad del siglo XIX se suelen representar parejas de aldeanos ataviados a la antigua usanza. Es el caso del palentino y la palentina o el más que conocido de Los Gigantillos de Burgos, pareja de aldeanos en tono burlesco, de finales del XIX. También fue común representar, con los gigantes, los distintos continentes conocidos. Bailes propios de gigantes aparecen en el repertorio de muchos cancioneros castellano-leoneses. Entre ellos, Guzmán Ricis, el maestro palentino, recogió el siguiente:
Los gigantones,
madre,
el día del Señor
como son tan
grandones
llegan hasta los
balcones
tocan el zarambombón.
como son tan
grandones
tocan el zarambombón, bón, bón
La letra hace referencia al zarambombón, que es
la denominación popular que se ha dado a una de las campanas de la catedral. En ocasiones, este tipo de bailes se convirtió en bailes juego imitando, los bailadores en las cadencias, a los rotundos movimientos de estas inmensas figuras. En la foto superior, los gigantes de la ciudad de Palencia durante las fiestas de Las Candelas de 2012, en la inferior, los gigantones y gigantillos de la ciudad de Burgos, cuyo origen se sitúa, al menos, en el siglo XVI, siendo reformados a finales del siglo XIX, cuando se fija el aspecto actual de los mismos.