La Tía Petra (Petra Nieto), fue uno de esos seres míticos, propios de leyendas y dotados de memoria, gracia, afectividad y educación aprendida, que no enseñada, de la que nos falta tanto ahora….Ese saber estar, con sus bonanzas, faltas y pobrezas como todos (..si los pobres fuéramos ricos seríamos malos también, como ella decía…), pero que no afloran si no hace falta.
Murió la tía Petra y murió el tamborilero de Miranda Víctor Pavón Perucho, no se llevaron tanto. Víctor Pavón murió en el año 1995 y la tía Petra pasó de los 100 años., muriendo hace pocos años. Aunque pensamos que aquello desapareció - todavía repica el martillo y la fragua del herrador que no herrero en manos de Mayalde- seguimos intentando dar brillo al rico vestido atalajado del folklore salmantino que se ha vuelto botón charro. Se hizo humo la gracia de cantar un picado mientras laboreas croché del 70, o el aguante de beberse ocho litros de vino de un trago y pillar “una chispa buena, na máh!” como tío Tabique -¿qué mejor apodo para el albañil del pueblo?-. Eso marchó pero quedó la miseria de no considerar a uno del pueblo aunque pasasen 55 años y hubiese edificado todas las casas del lugar…
El sello discográfico Guimbarda dedicó a esta mujer y a Víctor Pavón en 1981 un Lp –el volumen 5 de la serie la Voz Antigua-. Tecnosaga hizo lo mismo en el 2000 con Víctor Pavón y su repertorio de danzas y bailes. Ahí lo oímos.
Esto es difícil, nadie nace enseñado; ellos tampoco, pero andando el tiempo, se fijaron y lo vieron, lo entendieron y lo aprendieron. Ahí queda el video de la Tía Petra, (del programa de RTVE, Raíces) posiblemente muchos no lo entiendan, no vean la complejidad pero…, ¿quién sube la manda?. Una mujer buena y na más, sin pecado venial como decía. Del baile y el cante de suelo y tierra, sin tabladuras de madera que todo lo confunden. Aunque claro, igual hay que tener los dedos majaos para tocar las castañuelas como el “gracioso” de la danza de Miranda, y no todo el mundo tiene esa capacidad de sacrificio. Lo cual no garantiza los resultados tampoco… Salud y suerte.
Carlos Porro