Ese mandilillo blanco
que los domingos te pones
parece que te lo han hecho
para robar corazones
Tengo un mandilillo blanco
con flores de primavera,
el galán que me lo ha dado
pensaba que era soltera.
Tengo un mandilillo blanco
y otro que me están haciendo
y otro que tengo en el arca
¿cuántos mandilillos tengo?
Y a tu mandil échale un ringorrango
que retumbe, agua en la arena
que triste se despide la mi morena
Esta conocida ronda de Serranillos, en las faldas del Gredos más oriental, cantada en rondeña (cogidos de los brazos y tapando la calle) usa un recurso literario muy antiguo: el paralelismo. Esta figura literaria consiste en repetir estructuras similares en los versos, lo que aporta fuerza y ritmo a la composición, ayudando además a recordarla. Este tipo de estilo de repetición lo encontramos ya presente en el Antiguo Testamento y se repiten los ejemplos en la tradición oral hispánica. Un ejemplo muy conocido es la seguidilla de los cuatro muleros que popularizó Lorca:
De los cuatro muleros
que van al río
el de la mula torda
es mi marío
De los cuatro muleros
que van al agua
el de la mula torda
me roba el alma
El paralelismo abunda en multitud de cantos tradicionales de todo tipo desde las canciones infantiles a las de ronda pasando por los cantos de boda o el romancero. En todos los géneros podemos encontrar distintos ejemplos. Una buena muestra es este canto de enramada de Nuez de Aliste (Zamora) que nos ofrecen Marcos León y José María Fraile. Un precioso tema que utiliza el paralelismo para su ejecución.