Grijota,
una pequeña localidad de Tierra de Campos, a escasos kilómetros de
Palencia capital, ha mantenido a duras penas sus danzas de danzantes.
Vinculadas a la Cofradía del Cristo de la Salud, celebran su fiesta el
primer domingo de mayo, procesionando una muy querida imagen del
Crucificado, del siglo XIV, que se custodia en la ermita de Nuestra
Señora de los Ángeles, un valioso ejemplo del románico sur de la
provincia. Otrora fue danza de rango, con ocho hombres y la botarga o
director de la danza con su vara o vergajo y coleta de caballo o mula,
al igual que el galleta ampudiano. Hoy en día, se mantiene a fuerza de
la devoción y el tesón de 3 o 4 cofrades que la siguen ejecutando. Atrás
quedaron algunos elementos, definitivamente perdidos, como fue la puesta en escena de "la muerte del birria" en una representación de la
renovación de la naturaleza. La figura de la botarga era escarniada en
público y ajusticiada en una muerte simulada, acabando con el baile de
todos los participantes. Los danzantes han conservado el traje de casaca
y calzón en telas brocadas, al estilo de las cuadrillas de El Cerrato
(Villamendiana, Torquemada, Tabanera...) siendo el único ejemplo que nos
ha quedado en la Tierra de Campos. La botarga, al igual que el chivorra
de Cisneros, cambia la casaca y el calzón por un traje enterizo con
capucha y careta que lleva colgada del cuello, elaborado en telas
similares a las de los danzantes. Una descripción de la fiesta aparece
en la Revista Estampa del año 1934, a la que pertenece la foto del
inicio. En el vídeo las danzas ejecutadas este mismo año por los escasos
danzantes que mantienen, como pueden, tan curioso ritual.